Después de 1870, Monet renuncia a los grandes formatos de sus comienzos. Algunas obras sin embargo hacen excepción: son El desayuno mostrado en la segunda exposición impresionista de 1876 como "panel decorativo" y los lienzos destinados a la decoración del castillo de Rottenbourg en Montgeron para Ernest Hoschedé, pintados en 1876-1877. Podemos además preguntarnos si no es este Desayuno, visto en el taller de Monet o en la exposición de 1876, que incita Hoschedé a encargar los paneles destinados a su propiedad.

El encanto del tema procede sobre todo de la impresión de instantaneidad, de la simple evocación de una vida familiar de la que solo quedan unas cuantas huellas. La mesa no se ha quitado como al final de una comida. Un sombrero cuelga de una rama de árbol, un bolso y una sombrilla colocados encima del banco, parecen haber sido olvidados aquí. Bajo la fresca sombra del follaje, el pequeño Jean Monet juega tranquilamente con unas cuantas tablillas de madera.
Como en otros cuadros, Monet parece aquí cercano de Vuillard y de Bonnard que van a tratar, unos cuantos años más tarde, temas idénticos. El "enfoque" de la mesa de servicio de mimbre, cortado a media altura, que contrasta con la figura femenina en el segundo plano de la derecha, recuerda también algunos procesos a los que eran aficionados los Nabis.

Fuente: Musée d'Orsay