En la década de 1890, Vallotton se une al grupo Nabis, Paul Sérusier, Emile Bernard, Maurice Denis, Pierre Bonnard y Edouard Vuillard. Realizará xilografías e ilustraciones para periódicos y revistas.

Mujer desnuda sentada en un sillón rojo pertenece a un periodo en el que Vallotton establece su propio estilo. El cuadrado marcando la esquina de la habitación, la posición de cercana del sillón a  la pared, delimitando el lugar, ayudan a eliminar cualquier referencia espacial a la escena. Los colores realzan esta impresión: reducida al rojo, verde y amarillo, se colocan en tonos planos y cubriendo uniformemente el espacio asignado a ellos. El cuadro en la pared recuerda el interés de Vallotton en el grabado. En lugar de generar un espacio abierto, este cuarto de ficción remarca la posición de la pared, de modo que cierra por completo la pintura.

Prisionera de este espacio, la modelo del desnudo parece querer escapar a su posición lasciva y a la representación del cuerpo en particular. El  paso sin contemplación a una pintura de color carne realza el modelado y proporciona una visión realista del personaje en un contexto sobrenatural. La sensación de peso y el volumen expresado en este tratamiento en particular del cuerpo se ve compensado por la ligereza de la línea de contorno que envuelve la silueta y dibuja un arabesco.

En esta obra, la simplificacion del color y del diseño obligan a una sintesis decorativa, que Vallotton, como ya hiciera Gauguin, realiza de manera magistral.